Quién escribe

                                           Quién escribe                                         

Siempre es difícil comenzar a hablar de alguien, y más cuando se trata de uno mismo. ¿Cuál es la primera palabra que debería de escribirse? ¿Su origen? ¿Su profesión? ¿Sus gustos? Parece que la primera palabra es la lapidaria, la que adquiere más peso y la que encasilla a esa persona en un determinado grupo. Por suerte, aquí no dispongo de un límite de caracteres, así que no contaré quién soy, contaré mi historia:
   
Nací en un lluvioso agosto de 1989 en Zafra, una pequeña ciudad al sur de Extremadura. Me llamo Ana. Es un corto y sencillo palíndromo, muy útil cuando en el colegio me pedían que escribiese mi nombre al revés, y muy inútil cuando inventaba un lenguaje secreto. Sin embargo, también me ha provocado más de un par de ataques al corazón cuando un profesor decía en voz alta: Ana...lizar.
   
Recuerdo con cariño el primer libro que leí: El Mono Imitamonos. No obstante, mi pasión por la lectura vino de la mano de mi madre y de los libros de Enid Blyton. Crecí soñando con vivir aventuras como la de Los Cinco, tener una isla, una casa en un árbol y recorrer pasadizos secretos buscando algún tesoro. A los nueve años decidí que quería ser profesora, escritora y pintora; y comencé a escribir un intento de libro: Los Cuatro (¡qué original!).
  
Años más tarde conocí Harry Potter y deseé ir a Hogwarts; y también El Señor de los Anillos, que se convirtió en mi libro favorito. Entonces comencé a soñar con la magia, con altas montañas, verdes prados y criaturas fantásticas. Poco a poco diferentes historias fueron invadiendo mis pensamientos y, a los trece años, decidí transformar una de ellas en palabras: El Sueño de Medianoche, la primera parte de una trilogía. Trabajé durante años en ella, sin embargo, nunca llegué a terminarla y sigue esperando a que un día lo haga.
  
Pero a la vez que soñaba con historias, también disfrutaba dibujando, haciendo manualidades y construyendo casas en Los Sims. Si a esto le añadimos mi pasión por las matemáticas, el resultado fue que decidiera estudiar Arquitectura en Sevilla. Y es que otro de mis sueños es construir mi propia casa (con pasadizos secretos y toboganes).
  
Durante los años de carrera continué leyendo y escribiendo. Fue entonces cuando descubrí el mundo asiático gracias a mi compañera de piso.
     
A día de hoy he regresado a mi casa y me encuentro realizando el Proyecto Fin de Carrera a la vez que finalizo una nueva novela en la que tengo depositada una gran ilusión. No sé por dónde me llevará la vida pero, tal y como alguien me escribió en un frasquito, espero poder construirme soñando.




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